TANTAS ESTRELLAS que
nos ofrecen. Yo estaba,
cuando te miré —¿cuándo?—
fuera en
los otros mundos.
Oh esos caminos,
galácticos,
oh esa hora, que nos
preponderó las noches en
la carga de nuestros
nombres. No es
verdad, lo se,
que viviéramos, sólo
pasó ciego un aliento
entre
el allí, el no-allá y el a
veces,
como un cometa silbó un
ojo
hacia aquello extinguido,
en las gargantas,
allí, donde se entremoría
el fulgor, estaba
espléndido en tetas el
tiempo,
en el que ya crecía,
decrecía
y recrecía lo que
es o fue o será,
yo sé,
yo sé y tú sabes, sabíamos
no sabíamos, sí
estuvimos aquí y no allí,
y a veces, cuando
sólo la nada estaba entre
nosotros, nos encontramos
uno al otro totalmente.
LA ROS A DE NADIE
Paul Celan
No hay comentarios:
Publicar un comentario