domingo, 13 de agosto de 2017

NI MIEDO NI ESPERANZA





No tengo miedo ni esperanza. Desde un hotel exterior al destino, veo una playa negra y, lejanos, los grandes párpados de una ciudad cuyo dolor no me concierne.

Vengo del metileno y el amor; tuve frío bajo los tubos de la muerte.

Ahora contemplo el mar. No tengo miedo ni esperanza.


Antonio Gamoneda

lunes, 15 de mayo de 2017

colonias de verano 2017

Ya tenemos aquí la información de las colonias de verano 2017 de la Aldea.
Este año tenemos algunas novedades... Los burros Caneto y Fanlo nos acompañarán en nuestras excursiones, podremos montarlos y nos pasearemos por la Aldea en carro.
Habrá talleres medioambientales, haremos el pan, iremos al huerto, daremos de comer a los animales, haremos talleres, gimcanas, jugaremos con el agua, dormiremos bajo las estrellas, veladas, teatro, filosofía... y disfrutaremos con nuestros compañeros.

Del 1 al 9 de julio
Para niñas y niños de 8 a 14 años
Para más información e inscripciones 
os podéis poner en contacto con nosotros:
aldeadepuydecinca@gmail.com
telf.  630 621 255

jueves, 4 de mayo de 2017

PUEBLOS VIVOS

COLGAMOS ESTE ESCRITO QUE NOS HA LLEGADO
DEL COLECTIVO PUEBLOS VIVOS.



LA CONFEDERACIÓN HIDROGRÁFICA DEL EBRO ACTUA COMO IMPEDIMENTO PARA LA ORDENACION TERRITORIAL DE ARAGÓN.
La ruptura del pacto social derivada de la derrota del movimiento obrero y  que se aceleró con la “explosión” de la llamada crisis económica, profundiza cada vez más la dualización social caracterizada por que los ricos son cada vez menos y más ricos y los pobres son cada vez más y más pobres.
                Ante la precariedad laboral ya plenamente instalada muy especialmente entre los jóvenes, aparecen junto a la resignación frente al deterioro de las condiciones de vida y la adaptación a una realidad cada vez más insoportable,  iniciativas para salvar la dignidad poniendo en valor los conocimientos, habilidades y saberes de gentes que intentan nuevas formas de vivir y relacionarse. Son gentes que no están entre los que creen posible o deseable el retorno a la llamada sociedad del bienestar.
Se trata de  formas de resistencia que defienden la dignidad humana frente a la resignación, la obediencia o la muerte a la que tantos estamos arrojados tras la implantación de las políticas neoliberales en nuestro país.
Con el caso de las gentes de “Casa Selba” nos encontramos con una de estas iniciativas. Sin reclamar ninguna forma de propiedad privada, sus esfuerzos y trabajos reconstruyendo las casas o poniendo en marcha experiencias de agroecología en zonas abandonadas por la gestión capitalista de la agricultura intensiva, no pretenden generar patrimonio personal sino colectivo, social. En definitiva mejorar y poner en valor el territorio como bien común.
La gente de “Casa Selba” ha vuelto al campo “usurpado por la dictadura” a las gentes del Sobrarbe y la Ribagorza. Pero qué significa “el campo” en esta noche del siglo. Sabemos que el campo es hoy muchas cosas a un tiempo, desde las posibilidades de industrias de transformación, la necesidad de conservación del territorio como paisaje y salvaguarda de la biodiversidad, la gestión del turismo rural, la actividad agroindustrial intensiva, etc.; pero el campo puede ser también recuperación de los saberes de la agricultura tradicional y fomento de las nuevas  técnicas de agroecología resucitando las riquezas potenciales que el territorio tiene en la agricultura extensiva e investigando con los planteamientos de la Soberanía Alimentaria, así como la recuperación del hábitat que enmiende la vergüenza de los mal llamados pueblos abandonados. Pueblos que no son otra cosa que territorio usurpado a las gentes de nuestras comarcas.
 El campo del Sobrarbe y la Ribagorza ha de ser y puede ser hoy más que nunca territorio de repoblación en zonas con una densidad en torno a los 3 habitantes por km², lo que además, y para vergüenza de nuestra administración, estaría en perfecta sintonía con la estrategia de ordenación territorial de Aragón (DECRETO 202/2014, de 2 de diciembre, del Gobierno de Aragón) 
Pero ¿quién gestiona los amplísimos territorios que en nuestras comarcas fueron “usurpados legalmente” por la dictadura en plena fiebre del desarrollismo? La Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) es la que gestiona gran parte del territorio usurpado y muy concretamente este de “Casa Selba” y lo hace sin ningún respeto por el territorio, su actitud vallando los caminos como si fueran propiedad privada del ente, consintiendo el hundimiento de las viviendas en los pueblos, atenta contra el patrimonio cultural de Aragón, su negativa a permitir la repoblación constituye una traba a cualquier iniciativa de poner en valor la riqueza que quiere controlar como un parque temático para los que puedan pagar el coto de caza.
Es intolerable que la CHE trate a los repobladores como si estuviéramos ante el tribunal de orden público de la dictadura, es decir como si se tratase de vagos y maleantes. Vergonzoso.
¿Por qué impedir que los pobladores contribuyan a un aprovechamiento de la biomasa y sigan trabajando en el desarrollo de las fuentes de energías renovables, o reconstruyendo las casas de los pueblos usurpados por la dictadura?
¿Por qué no propiciar planes que permitan el usufructo de espacios muertos a gentes que quieren ensayar nuevas formas de habitar el territorio simplemente aplicando las leyes en el marco de las estrategias del plan de ordenación territorial de Aragón?
¡Qué la propiedad de los territorios usurpados siga siendo del Estado!, claro que sí, pero que el territorio viva y deje vivir más allá de la abstracción de la belleza del paisaje y pasemos de la contemplación pasiva a la comprensión respetuosa de espacios para la vida vivible de los que son capaces de intentarlo.
La CHE tiene que dejar de ser el vigilante de los intereses de las eléctricas y una traba para la aplicación de los objetivos específicos que permitan la repoblación y la puesta en marcha de experiencias que exige una ordenación territorial que piense en las personas.
Gestores de la CHE, no sois en el territorio administradores de la muerte. No podréis detener estas pateras, no podréis detener la repoblación de los pueblos usurpados.
PUEBLOS VIVOS.
La vida vuelve.
Casa Selba se queda.

sábado, 11 de marzo de 2017

Después de veinte años

I

Después de veinte años

Cuando yo tenía catorce años,
me hacían trabajar hasta muy tarde.
Cuando llegaba a casa, me cogía
la cabeza mi madre entre sus manos.

Yo era un muchacho que amaba el sol y la tierra
y los gritos de mis camaradas en el soto
y las hogueras en la noche
y todas las cosas que dan salud y amistad
y hacen crecer el corazón.

A las cinco del día, en el invierno,
mi madre iba hasta el borde de mi cama
y me llamaba por mi nombre
y acariciaba mi rostro hasta despertarme.

Yo salía a la calle y aún no amanecía
y mis ojos parecían endurecerse con el frío.

Esto no es justo, aunque era hermoso
ir por las calles y escuchar mis pasos
y sentir la noche de los que dormían
y comprenderlos como a un solo ser,
como si descansaran de la misma existencia,
todos en el mismo sueño.

Entraba en el trabajo.
                                       La oficina
olía mal y daba pena.
                                       Luego,
llegaban las mujeres.
                                       Se ponían
a fregar en silencio.


Veinte años.
                       He sido
escarnecido y olvidado.
Ya no comprendo la noche
ni el canto de los muchachos sobre las praderas.
Y, sin embargo, sé
que algo más grande y más real que yo
hay en mí, va en mis huesos:

Tierra incansable,
                                firma
la paz que sabes.
                                Danos
nuestra existencia a
                                    nosotros
                                    mismos.
Antonio Gamoneda 
De “Blues castellano” (1982)