COLGAMOS ESTE ESCRITO QUE NOS HA LLEGADO
DEL COLECTIVO PUEBLOS VIVOS.

LA CONFEDERACIÓN HIDROGRÁFICA DEL EBRO
ACTUA COMO IMPEDIMENTO PARA LA ORDENACION TERRITORIAL DE ARAGÓN.
La ruptura del
pacto social derivada de la derrota del movimiento obrero y que se aceleró con la “explosión” de la
llamada crisis económica, profundiza cada vez más la dualización social
caracterizada por que los ricos son cada vez menos y más ricos y los pobres son
cada vez más y más pobres.
Ante
la precariedad laboral ya plenamente instalada muy especialmente entre los
jóvenes, aparecen junto a la
resignación frente al deterioro de las condiciones de vida y la adaptación a
una realidad cada vez más insoportable, iniciativas para salvar la dignidad
poniendo en valor los conocimientos, habilidades y saberes de gentes que
intentan nuevas formas de vivir y relacionarse. Son gentes que no están entre
los que creen posible o deseable el retorno a la llamada sociedad del bienestar.
Se trata
de formas de resistencia que defienden
la dignidad humana frente a la resignación, la obediencia o la muerte a la que
tantos estamos arrojados tras la implantación de las políticas neoliberales en
nuestro país.
Con el caso de
las gentes de “Casa Selba” nos encontramos con una de estas iniciativas. Sin
reclamar ninguna forma de propiedad privada, sus esfuerzos y trabajos
reconstruyendo las casas o poniendo en marcha experiencias de agroecología en
zonas abandonadas por la gestión capitalista de la agricultura intensiva, no
pretenden generar patrimonio personal sino colectivo, social. En definitiva
mejorar y poner en valor el territorio como bien común.
La gente de
“Casa Selba” ha vuelto al campo “usurpado por la dictadura” a las gentes del
Sobrarbe y la Ribagorza. Pero qué significa “el campo” en esta noche del siglo.
Sabemos que el campo es hoy muchas cosas a un tiempo, desde las posibilidades
de industrias de transformación, la necesidad de conservación del territorio como
paisaje y salvaguarda de la biodiversidad, la gestión del turismo rural, la
actividad agroindustrial intensiva, etc.; pero el campo puede ser también
recuperación de los saberes de la agricultura tradicional y fomento de las
nuevas técnicas de agroecología resucitando
las riquezas potenciales que el territorio tiene en la agricultura extensiva e investigando
con los planteamientos de la Soberanía Alimentaria, así como la recuperación
del hábitat que enmiende la vergüenza de los mal llamados pueblos abandonados.
Pueblos que no son otra cosa que territorio usurpado a las gentes de nuestras
comarcas.
El campo del Sobrarbe y la Ribagorza ha de ser
y puede ser hoy más que nunca territorio de repoblación en zonas con una
densidad en torno a los 3 habitantes por km², lo que además, y para vergüenza
de nuestra administración, estaría en perfecta sintonía con la estrategia de
ordenación territorial de Aragón (DECRETO 202/2014,
de 2 de diciembre, del Gobierno de Aragón)
Pero ¿quién
gestiona los amplísimos territorios que en nuestras comarcas fueron “usurpados legalmente”
por la dictadura en plena fiebre del desarrollismo? La Confederación
Hidrográfica del Ebro (CHE) es la que gestiona gran parte del territorio
usurpado y muy concretamente este de “Casa Selba” y lo hace sin ningún respeto
por el territorio, su actitud vallando los caminos como si fueran propiedad
privada del ente, consintiendo el hundimiento de las viviendas en los pueblos,
atenta contra el patrimonio cultural de Aragón, su negativa a permitir la
repoblación constituye una traba a cualquier iniciativa de poner en valor la
riqueza que quiere controlar como un parque temático para los que puedan pagar
el coto de caza.
Es intolerable
que la CHE trate a los repobladores como si estuviéramos ante el tribunal de
orden público de la dictadura, es decir como si se tratase de vagos y
maleantes. Vergonzoso.
¿Por qué impedir
que los pobladores contribuyan a un aprovechamiento de la biomasa y sigan
trabajando en el desarrollo de las fuentes de energías renovables, o
reconstruyendo las casas de los pueblos usurpados por la dictadura?
¿Por qué no
propiciar planes que permitan el usufructo de espacios muertos a gentes que
quieren ensayar nuevas formas de habitar el territorio simplemente aplicando
las leyes en el marco de las estrategias del plan de ordenación territorial de
Aragón?
¡Qué la
propiedad de los territorios usurpados siga siendo del Estado!, claro que sí,
pero que el territorio viva y deje vivir más allá de la abstracción de la
belleza del paisaje y pasemos de la contemplación pasiva a la comprensión
respetuosa de espacios para la vida vivible de los que son capaces de
intentarlo.
La CHE tiene
que dejar de ser el vigilante de los intereses de las eléctricas y una traba
para la aplicación de los objetivos específicos que permitan la repoblación y la
puesta en marcha de experiencias que exige una ordenación territorial que
piense en las personas.
Gestores de la
CHE, no sois en el territorio administradores de la muerte. No podréis detener
estas pateras, no podréis detener la repoblación de los pueblos usurpados.
PUEBLOS VIVOS.
La vida
vuelve.
Casa Selba se
queda.
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